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viernes, 5 de agosto de 2005

LA VILLA MEDIEVAL DE SANTILLANA DEL MAR

El conjunto histórico-artístico de Santillana es un museo vivo de una villa medieval desarrollada entorno a la colegiata de Santa Juliana, aunque la mayoría de sus caseríos corresponden a las diversas aportaciones arquitectónicas de los siglos XIV al XVIII. La villa se abre camino a través de la calle de Santo Domingo, que pronto se bifurca: en la de Juan Infante, que conduce a la plaza de Ramón Pelayo; y la que tomando diversos nombres (Carrera, Cantón y del Río) se dirige hasta la Colegiata. En la plaza de, de traza triangular, se ubican algunos de los edificios más representativos: la casona de los Barreda-Bracho del siglo XVIII con escudo y pretenciosa leyenda (hoy parador de Gil Blas); las casas Del Águila y La Parra; el Ayuntamiento; la Torre de Don Borja, levantada a finales del siglo XIV y que es una de las edificaciones más nobles de Santillana, perteneciendo al poderoso linaje de los Barreda, la cual da cobijo a la Fundación Santillana; y por último, la Torre del Merino del siglo XIV, que es el edificio más antiguo, residencia fortificada de los merinos. La calle del Cantón presenta un maravilloso conjunto de casonas de los siglos XV al XVII entre las que destacan: la casa gótica (s. XV) de Leonor de la Vega, madre del primer marqués de Santillana, y la de los Villa (conocida por “la de los hombrones “, por sostener el enorme blasón de la fachada dos caballeros con bigote. Al final de la calle del Cantón se ubica la Colegiata, el monumento religioso más importante del románico en Cantabria. A dos kilómetros de Santillana se encuentra otro gran tesoro artístico de Cantabria: las cuevas de Altamira, universalmente reconocidas. Descubiertas en 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola y su hija María, han sido declaradas por la UNESCO patrimonio de la humanidad. La cueva, de unos 300 metros de longitud, contiene unos 150 grabados, expresión artística del hombre del paleolítico. Las pinturas son policromas a base de pigmentos naturales que se han conservado desde la edad cuaternaria; destacan las figuras de bisontes y ciervos.
Cantabria es la región más rica del mundo en yacimientos arqueológicos del Paleolítico Superior. Los primeros signos de ocupación humana datan del Paleolítico Inferior, aunque este periodo no esté tan bien representado en la región. Destacan en este aspecto las pinturas de la cueva de Altamira, datada entre el 16.000 y 9.000 a. de C. y declarada, junto a otras nueve cuevas cántabras más, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
-DONDE ALOJARSE:
En el Parador de Turismo instalado en la bella casona solariega de los Barreda-Bracho del siglo XVII-XVIII, situado en la Plaza Ramón Pelayo. El portón de entrada precede a unas estancias diáfanas y acogedoras, con suelos de madera y decoración tradicional en el mobiliario y los detalles ornamentales.
Las habitaciones son confortables y acordes con el ambiente general del hotel. En el comedor se sirven los cocidos montañés o lebaniego, el solomillo de añojo a la plancha, la merluza del Cantábrico sobre espárragos verdes y la quesada pasiega.

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