El conjunto medieval que forma el núcleo de Altafulla es la Vila Closa, cerrado por restos de muralla d
e los cuales todavía quedan dos torres circulares y dos puertas. Remodelado después de la guerra de los Segadors durante el siglo XVIII, este barrio es muy singular. Sus casas coloridas y edificios nobles conservan una herencia arquitectónica de una época de gran auge económico gracias al comercio ma
rítimo.
Una de las construcciones más características de Altafulla es el castillo-palacio de los marqueses de Tamarit, en perfecto estado de conservación. Actualmente es la residencia estival de
la marquesa de Tamarit. Tiene forma de poliedro
irregular. Otros elementos le proporcionan un perfil de fortaleza. Junto al castillo esta la iglesia de San Martin, fue construida a principios del siglo XVIII. De estilo barroco, su planta es de cruz latina, con tres naves y una cúpula octogonal. En la fachada, poco decorada, hay una estatua de San Martín de Tours. El campanario está inacabado característica que da lugar a leyendas de magia y brujería. Bajo la nave central se construyó una cripta. Está formada por tres salas con arcos y vueltas de pie
dra que han sido restauradas. Bajo la rectoría encontra
mos el Forum, un conjunto de cinco salas a diferentes niveles. Hay cuatro arcos góticos y una columna. Actualmente se hacen exposiciones, recitales, conferencias y otras actividades de tipo cultural. En la pequeña montaña de San Antonio encontramos la ermita. Se creó gracias a la donación de un pescador, Baltasar Rabassa, entre los años 1714 y 1717. En el siglo XVIII surgió el Barrio Marítimo, frente al mar, en u
na largada de 1,5km se crearon las casas de las Botigues de Mar, que eran almacenes de planta baja donde los comerciantes guardaban sus mercaderías y los pescadores y marineros guardaban las redes y utensilios.





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